Las tarifas planas terminarán por desaparecer

El culebrón del fin de las tarifas planas para navegar por Internet es más que un globo sonda un Zepelín atiborrado de material de destrucción masiva. Lo destapó Alierta en el Mobile World Congress y ahora Julio Linares, consejero delegado de Telefónica, se ha encargado de avivar el fuego.

El peligro es que ahora ha prendido también en otras operadoras: Vodafone lo mira con buenos ojos, Yoigo también... Pero es normal que se sumen a una idea que les puede reportar más dinero y menos gastos en inversión. Los defensores de volver (más o menos) al pago por consumo se empeñan en comparar Internet con el gas o la electricidad. ¿No se paga una cuota de enganche y el consumo de luz, gas o agua aparte? Pues lo mismo. 

Sin embargo, no es lo mismo. Por las tuberías de la Red viajan otras materias más sensibles, como una buena parte del sustento de la Sociedad de la Información. Sin esas tarifas planas, no tendríamos el 45% de los hogares conectados, y eso es riqueza. Así que, por favor, los experimentos con gaseosa.

Pero, al margen de consideraciones más, digamos, filosóficas, permítanme que plantee una serie de ideas sueltas para que cada cual ate cabos. En primer lugar, destapan la caja de los truenos apuntando a la necesidad de limitar el acceso a datos en las redes de telefonía móvil cuando resulta que está limitado. Uno contrata determinada cantidad de megas o gigas y cuando los alcanza la velocidad baja a la de uno de los antiguos módem. En segundo lugar, son las propias operadoras quienes están incrementando servicios multimedia que circulan por la Red: música y televisión a la carta, alquiler de películas en streaming... Tercero: ¿cómo sostienen las operadoras el negocio en países como Japón o Corea con velocidades diez veces superiores a las nuestras?...

Además, el melón se abre cuando queda medio año para que la banda ancha (móvil y fija) sea considerada «servicio universal» y estamos a meses de que el Ministerio de Industria formule su propuesta sobre el espectro radiofónico. Aten cabos.

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